Radiación directa
La radiación directa es la parte del flujo solar que llega a la superficie terrestre en línea recta, sin ser desviada ni dispersada por la atmósfera, como ocurre con la radiación difusa. Esta componente de la irradiación solar se mide como Irradiancia Directa Normal (DNI), expresada en W/m², y representa la fuente principal de energía en condiciones de cielo despejado.
La radiación directa es la más energéticamente densa y eficaz para convertir luz solar en electricidad. En sistemas fotovoltaicos convencionales, esta componente suele aportar entre el 60 % y el 90 % de la irradiación global, dependiendo del nivel de nubosidad, altitud y calidad del aire.
La radiación directa es más alta en zonas desérticas, regiones de alta montaña (donde la atmósfera es más delgada) y en general en entornos poco contaminados, donde no hay partículas que interfieran en la dirección de los rayos de sol.